Quién me iba a decir que aquel 14 de septiembre mi vida iba a dar un giro de 180 grados al encontrarnos por segunda vez… Tú no te diste cuenta, pero al presentarnos, inmediatamente recordé dónde te vi por primera vez.
Vivía en Roma con dos compañeros de la facultad y trabajaba en publicidad para pagarme los estudios y ayudar con el alquiler; un sábado por la mañana recibí la llamada de Bianca, mi agente, para realizar un casting para un cortometraje, tenía que estar el lunes a primera hora en un hotel de la Piazza de la República. Me pasé todo el fin de semana repasando el texto y eligiendo el vestuario para la prueba, pero ninguna prenda me convencía realmente, así que dejé la elección en manos de Paolo y Andrea.
No era el primer casting al que me presentaba, pero aquel día amanecí más nerviosa de lo habitual, como si mi cuerpo supiera que algo iba a pasar fuera de lo cotidiano. Cogí el metro y anduve un poco hasta el hall del hotel donde se encontraba el equipo de producción que se encargaba de informar a los aspirantes. Esperé paciente escuchando algo de música para calmar los nervios y centrarme en la prueba. Media hora más tarde, me hicieron pasar al salón de actos donde se estaba llevando a cabo la escena. La hice según lo planeado en mi cabeza y sin fallar en el texto, pero el director me pidió que me quitara las extensiones, el septum y que me desmaquillara, sin hacer ningún comentario sobre mi actuación. Procedí a ello y repetí la escena: «Gracias, puede irse», fueron sus últimas palabras.
Salí de allí con una sensación extrañísima… daba por perdido este casting por lo que acababa de pasar, pero no iba a ser el primero ni el último en el que me decían que no, ya estaba acostumbrada. Cuando salía del salón de actos, una silueta llamó mi atención… alguien que corría de un lado para el otro como si las prisas vivieran en su cuerpo, pero con una seguridad arrolladora. Fue entonces cuando te reconocí… no me esperaba encontrarme a alguien como tú en un sitio como ese, sabía quién eras porque tenemos conocidos en común y en cuanto llegué a casa visité tu cuenta de Instagram para ver si habías puesto algo de aquel casting, pero no obtuve respuesta.
Los días pasaban y no recibía ninguna llamada acerca del cortometraje, pero Bianca me decía que no desesperase ni lo diese por perdido, que tenía una corazonada de que me iban a llamar. Sin embargo, conforme iban pasando los días, me iba importando cada vez menos aquella oportunidad y a su vez rememoraba más en mi cabeza el momento en que te vi… no podía sacarte de mi mente.
A Paolo y Andrea les encantaban los concursos de televisión, no había tarde en la que no merendásemos juntos con uno de fondo, era nuestro rato de desconexión. Un miércoles cualquiera estábamos frente al televisor con nuestros tés y biscotes esperando a que empezara un nuevo concurso que se había rodado en Sicilia hacía un mes y medio, en él los concursantes debían sobrevivir al día con 2€ que podían gastar o ahorrar para el día siguiente. Cuando empezaron a presentar a los participantes casi me atraganto… ¡otra vez tú!
Te seguí la pista aprovechando que salías en el programa y podía disimular que miraba tus redes sociales porque a mis compañeros también les gustaba cómo concursabas, pero nunca les dije que ya te había visto ni que casi soñaba con volvernos a encontrar. Días más tarde me llamaron los de producción de aquel casting en la Piazza de la República, contaban conmigo para el cortometraje… Bianca se alegró mucho más que yo que ya lo daba por perdido.
Después de aquel trabajo, llegaron otras oportunidades que me tuvieron bastante ocupada y centrada en lo laboral. Apenas tenía tiempo para distracciones y cuando podía desconectar salía a tomar algo por la ciudad con ganas de despejarme. No sé cómo pero parecía como si te hubiese olvidado… cuando terminó aquel concurso no volví a saber de ti, ni me molestaba en ver qué estabas haciendo por tus redes sociales… hasta que llegó septiembre.
El destino nos reunía de nuevo, pero esta vez más cerca, en el rodaje de una película en Noruega donde tendríamos que convivir 3 meses con todo el equipo y compartir una gran experiencia. Un «hola, ¿qué tal?» dio comienzo a nuestra historia.