Micromomentos #10

Allí estábamos en aquella fiesta tan variopinta cuando se empezó a formar un círculo que permitía que nos viésemos frente a frente. Yo solo quería que te fijaras en mí y cruzar nuestras miradas al compás de la música.

De repente, las luces cambiaron su intensidad y una guitarra apareció con la que tu amigo se arrancó a tocar La leyenda del tiempo; mientras todos se quedaban embobados con su maravilloso punteo, yo no podía evitar mirarte, viendo cómo se te iluminaba la cara con la que hoy en día es tu pasión.

Te cambiaste de sitio yendo a parar al sofá que tenía a mi izquierda, casi me da un vuelco el corazón… y entonces, la gente empezó a animarte para salir a cantar.

Me armé de valor y te dije la estúpida frase de «venga, ahora es el turno de los profesionales, nuestro karaoke vendrá más tarde» para unirme al resto de vítores. Me sentí fatal, la verdad, como si por el hecho de ser cantante tuvieras la obligación de salir a cantar en aquella fiesta. Sin embargo, te levantaste del sofá y fuiste hacia la silla de la guitarra… se hizo un silencio sepulcral.

No dijiste nada, tan sólo empezaste a tocar la guitarra…

Esa melodía… ¿dónde la habría escuchado antes?, y cuando estaba a punto de descifrarlo, comenzaste a cantar… cuál es el precio de mi libertad, cuánto tiempo he de luchar contra tormentas, he aprendido a vivir sin miedo aunque nadie me acompañe… ¡¡HAY ALGO EN MÍ!! Cómo olvidarla si fue la canción que te dio la visibilidad que merecías.

«Si me lo permitís, me gustaría cantaros algo más» —dijiste, y todo el mundo asintió. Era una canción que nadie conocía, la estabas estrenando en exclusiva para nosotros. Y de pronto levantaste la vista y me miraste… tus ojos se clavaron en mí sin parar de cantar y yo torpe de mí no sabía cómo actuar. Hasta que terminaste y me dedicaste una sonrisa, la sonrisa más hermosa que he visto… creo que ahí fue cuando me enamoré de ti.

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ἐλευθερία

Érase una vez dos pájaros que vivían dentro de dos jaulas en casas paralelas. Cada pájaro era un miembro más en sus respectivas familias, incluso olvidaban que eran pájaros y se tomaban muy en serio su papel de animal de compañía.

Tal y como fueron pasando los años, los pájaros también crecieron, al igual que los integrantes de cada casa. Los pequeños que se habían criado con ellos estaban terminando su adolescencia a punto de llegar a la edad adulta, pero nunca se olvidaron de sus pájaros. En una de las casas, siempre tenían por costumbre sacar al pájaro de la jaula y dejar que volara libremente por la casa y así poder jugar más con él. En la otra casa, sin embargo, les daba miedo que su precioso pajarito se escapase y cuando tenían que limpiar la jaula se aseguraban de que todas las ventanas estuvieran cerradas.

El pájaro que solía revolotear por su casa notaba una pizca de libertad, pero siempre se preguntaba qué habría más allá de los cristales que le impedían el paso hacia aquel maravilloso paisaje… no le bastaban esos minutos de vuelo, necesitaba más, necesitaba tener el control de sus alas, pero sabía que ese momento nunca llegaría y con tristeza se resignaba a acostumbrarse a esa vida.

Un día, la familia que siempre sobreprotegía a su pájaro volvía al hogar después de una temporada de viajes y decidieron ventilar la casa después de tantas semanas cerradas a cal y canto. Empezaron a deshacer las maletas y a reorganizarse, sin prestar mucha atención al de al lado, cada uno concentrado en su tarea. Aquella concentración dio lugar a un terrible suceso para esta familia… con el ajetreo de las maletas, derribaron sin querer la jaula del pájaro, rompiendo el cierre de la puerta y dejándola abierta.

A aquel pájaro que nunca había salido de su jaula le aterrorizó la idea de que ésta se hubiese roto… ¿qué iba a hacer ahora?, ¿dónde iba a vivir? No sabía nada de la vida más allá de sus noventa barrotes… Tras un buen rato de dudas y lamentos, y con la familia aún sin darse cuenta de que la jaula no estaba donde debería, se armó de valor y salió de su jaula con un tímido aleteo. Le costaba mover las alas con fluidez, pues como sabéis había estado toda su vida encerrado sin poder dar rienda suelta a su pasión: volar.

Pasaron tres minutos y por fin pudo divisar una de las ventanas abiertas y aproximarse hasta ella. Empezó a descubrir un mundo nuevo, lleno de colores y espacios, cánticos que le resultaban familiares pero que no sabía por qué… Algo dentro de él le decía que tenía que salir, que tenía que conocer todo aquello y una fuerza empezó a brotar dentro de él… de repente sus alas se llenaron de energía y… voló.

Se fue en busca de respuestas a miles de preguntas que le atormentaron en el momento en el que se rompió su jaula. No estaba seguro de si las encontraría, pero su instinto le decía que había algo mejor para él que aquellos barrotes.

Al rato se escucharon gritos y llantos… era la familia que se había dado cuenta de que su hermoso pájaro había volado del nido, estaban muy tristes e incluso llegaron a discutir unos con otros por aquel descuido. No obstante, un silencio invadió el hogar cuando el abuelo tomó la palabra: Tranquilos, no os lamentéis por lo que acaba de suceder pues es ley de vida. A todos os he visto yo marchar de mi regazo y me costó entenderlo, pero siempre os di vuestro espacio y aunque marcara mis reglas, siempre tuvisteis un mínimo de libertad. Vuestro pájaro no ha conocido otra cosa que esta jaula… ¿créeis que eso es vida para un pájaro, el símbolo de la libertad? —todos agacharon la cabeza, pues sabían que tenía razón—. No sabemos si sobrevivirá al mundo de ahí fuera, si estará preparado para todo lo que se va a encontrar, pero de algo estoy muy seguro… esa criatura está hecha para volar. Ha sido un gran valiente al alzar el vuelo tras estar varios años encerrado en libertad, pase lo que pase, habrá merecido la pena. 

Volvemos a las parrafadas

¡Hola a tod@s!

Puede que no me conozcáis y estas sean las primeras líneas que leáis de mí.

Puede que me leyerais sin saber quién era yo.

Puede que conozcáis mi antiguo blog, el que me abrí durante mi adolescencia y con el que fui creciendo y madurando en mis entradas.

Puede que hayáis visto que publiqué en Bubok un librito con las entradas más relevantes de él y alguna que otra inédita.

(…)

Pues llegó el momento de dar el salto a la creatividad. Con esta entrada doy comienzo a una nueva etapa en mi andadura como blogger en las sombras y con muchas ganas de seguir creciendo y traeros una historia más que contar; ya sea personal, ajena o imaginaria. El caso es que siempre tengamos algo de lo que hablar.

No os puedo decir qué os encontraréis aquí, porque mi inspiración es algo caótica, llega cuando menos te lo esperas y no siempre tienes a mano un bolígrafo y un papel para apuntarlo todo… Solo os invito a disfrutar de cada entrada y dejaros llevar por las interpretaciones a lo escrito.

 

¡Nos leemos pronto!

 

Gracias.